Entrevista realizada por Micaela Asiner, dirigente de Las Piqueteras AML. a Patricia Jara, hija de Zulema Porma, asesinada el 14/6/2014 en Junín de los Andes
@micaelaTPR
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Las Piqueteras: Desde Las Piqueteras nos solidarizamos con el reclamo de justicia por Zulema Porma. Por eso queremos que el caso se conozca y apoyamos la lucha de los familiares. Patricia, ¿Qué pasó el 14/06/2014?
Patricia Jara: Bueno, mi mamá junto con mi papá ese 14 de junio fue a pasear en auto, un Renault 12, a visitar a sus hijos que viven a unos 4km de la ciudad. Cuando ellos volvieron eran las 20hs, acá en Junín de los Andes oscurece temprano en invierno y ya estaba oscuro. Ellos estaban volviendo a su casa y en una esquina se cruzaron con Orlando Aravena de 33 años, quien en un principio dijo que mi papá lo había querido mojar con el auto. Con esa excusa pateó la parte trasera del auto de mi papá, rompiendo un foco. Mi papá, que en ese momento tenía 74 años, bajó del auto sin entender lo que estaba pasando, bajó porque pensó que habían topado con algo o chocado a alguien. Al bajar preguntó qué había pasado y Orlando se le acerca enojado, insultándolo y acusándolo de haberlo querido mojar intencionalmente. Lo próximo que se acuerda mi padre es que él estaba tirado en el piso y este tipo le estaba pegando. Le pegó patadas en la espalda, en las piernas, le dio un golpe muy fuerte en la cara que fracturó sus huesos faciales. Hasta el día de hoy no sabemos bien con qué objeto le pegó, pero sabemos que fue algo duro por el daño que ocasionó, creemos que fue un adoquín.
Mientras, mi mamá, que tenía 64 años, estaba adentro del auto viendo lo que sucedía y decidió llamar a mi hermana mayor, que era justamente a quien habían ido a visitar esa tarde. La llama y le pide que llame a la policía, mi hermana lo hace mientras sigue hablando por teléfono con mi mamá, que lloraba y pedía a los gritos que llame a la policía porque le estaban pegando a mi papá. En un momento Zulema decide bajar del auto con el teléfono en la mano y la perrita, caniche toy, que viajaba con ellos. Cuando baja del auto va y le dice a Aravena “dejá de pegarle o llamo a la policía, dejá de pegarle”, el tipo se da vuelta y le dice: “qué te metes vos vieja puta, a quién vas a llamar, te voy a cagar matando” y va a pegarle. Mi hermana que seguía en comunicación a través del celular y escucha todo esto, después se corta la llamada. Y ahí es donde nosotros creemos que le pegó a Zulema. Creemos que le pegó con el mismo objeto que le pegó a Olegario, porque tenía el cráneo roto y dos orificios en la cabeza. También tenía la mejilla izquierda hinchada, con una marca de un dedo y la parte del pecho roja como si fuesen agarrones.
Mi mamá recibió un golpe muy duro en la cabeza, que fue lo que le provocó la muerte. El tipo después se sacó el cinto para azotarla y la iba a azotar cuando llega un chico y le dice que pare de pegarle a la señora. En ese momento Aravena sale corriendo, y este muchacho, que después se presentó como testigo, pero no lo llamaron a declarar en el juicio, lo siguió unos metros.
En ese momento, mi mamá le muestra a mi papá cómo le había roto la cabeza, le salía mucha sangre. Mi papá como pudo la subió al auto y la llevó a mi casa, que quedaba a media cuadra del lugar que ocurrió todo, donde estaba mi hermano mayor, Miguel. Mi hermano los escucha al llegar y les pregunta qué pasó. Mi padre casi no podía hablar por cómo tenía la cara. Mi madre pudo hablar y le contó quién les había pegado, con nombre y apellido y dónde vivía. Mi hermano iba a subir a su auto a mis padres para llevarlos al hospital, en ese momento llegó la policía y comenzó a interrogar sobre lo ocurrido a mi madre. Le hicieron varias preguntas que mi mamá respondió. La ambulancia seguía sin llegar y mi hermano empezó a cuestionar a la policía por priorizar el interrogatorio y trabar la llegada al hospital de mis padres que estaban heridos de gravedad. Les pidió que abran el paso para garantizar la llegada rápida y segura al hospital de mis padres y ellos hicieron como si no lo escuchaban y siguieron haciendo preguntas. Hasta que en un momento mi mamá dijo “me siento mal”, se tanteo la cara y se desvaneció de a poco, la agarraron entre mi hermano y otro de mis hermanos que acababa de llegar, la sostuvieron, la pusieron en el piso e intentaron hacerle resucitación. En ese momento llegó la ambulancia, pero ya no podían hacer nada, por lo que me contaron mis hermanos, cuando llegó la ambulancia ya no tenía vuelta atrás la situación.
Mientras, mi mamá, que tenía 64 años, estaba adentro del auto viendo lo que sucedía y decidió llamar a mi hermana mayor, que era justamente a quien habían ido a visitar esa tarde. La llama y le pide que llame a la policía, mi hermana lo hace mientras sigue hablando por teléfono con mi mamá, que lloraba y pedía a los gritos que llame a la policía porque le estaban pegando a mi papá. En un momento Zulema decide bajar del auto con el teléfono en la mano y la perrita, caniche toy, que viajaba con ellos. Cuando baja del auto va y le dice a Aravena “dejá de pegarle o llamo a la policía, dejá de pegarle”, el tipo se da vuelta y le dice: “qué te metes vos vieja puta, a quién vas a llamar, te voy a cagar matando” y va a pegarle. Mi hermana que seguía en comunicación a través del celular y escucha todo esto, después se corta la llamada. Y ahí es donde nosotros creemos que le pegó a Zulema. Creemos que le pegó con el mismo objeto que le pegó a Olegario, porque tenía el cráneo roto y dos orificios en la cabeza. También tenía la mejilla izquierda hinchada, con una marca de un dedo y la parte del pecho roja como si fuesen agarrones.
Mi mamá recibió un golpe muy duro en la cabeza, que fue lo que le provocó la muerte. El tipo después se sacó el cinto para azotarla y la iba a azotar cuando llega un chico y le dice que pare de pegarle a la señora. En ese momento Aravena sale corriendo, y este muchacho, que después se presentó como testigo, pero no lo llamaron a declarar en el juicio, lo siguió unos metros.
En ese momento, mi mamá le muestra a mi papá cómo le había roto la cabeza, le salía mucha sangre. Mi papá como pudo la subió al auto y la llevó a mi casa, que quedaba a media cuadra del lugar que ocurrió todo, donde estaba mi hermano mayor, Miguel. Mi hermano los escucha al llegar y les pregunta qué pasó. Mi padre casi no podía hablar por cómo tenía la cara. Mi madre pudo hablar y le contó quién les había pegado, con nombre y apellido y dónde vivía. Mi hermano iba a subir a su auto a mis padres para llevarlos al hospital, en ese momento llegó la policía y comenzó a interrogar sobre lo ocurrido a mi madre. Le hicieron varias preguntas que mi mamá respondió. La ambulancia seguía sin llegar y mi hermano empezó a cuestionar a la policía por priorizar el interrogatorio y trabar la llegada al hospital de mis padres que estaban heridos de gravedad. Les pidió que abran el paso para garantizar la llegada rápida y segura al hospital de mis padres y ellos hicieron como si no lo escuchaban y siguieron haciendo preguntas. Hasta que en un momento mi mamá dijo “me siento mal”, se tanteo la cara y se desvaneció de a poco, la agarraron entre mi hermano y otro de mis hermanos que acababa de llegar, la sostuvieron, la pusieron en el piso e intentaron hacerle resucitación. En ese momento llegó la ambulancia, pero ya no podían hacer nada, por lo que me contaron mis hermanos, cuando llegó la ambulancia ya no tenía vuelta atrás la situación.
Las Piqueteras: ¿Y a partir de ese hecho cómo accionaron la justicia y la policía?
Patricia Jara: Bueno, esa noche no vallaron el lugar donde fue la agresión. Primero pensaron que había sido en la vereda de mi casa, cosa que no fue así. Cuando se fueron en la ambulancia con mi mamá y uno de mis hermanos, no pusieron vaya perimetral y ni dejaron a ningún agente en el lugar, sino que dejaron a mi otro hermano y a mi papá en la vereda de mi casa. Ni siquiera le abrieron el paso para que vayan ellos al hospital también, porque la otra víctima era mi papá.
La policía no hizo nada esa noche, y los días posteriores menos. Y uno se pone a reflexionar, que la familia de este tipo, el homicida, tiene parientes por todas partes y hay que remarcar que su cuñado está trabajando en la unidad policial de Junín y el sobrino trabaja en la GEOP. Entonces es como que trabajaron en conjunto para cubrir todo esto. El tipo en ningún momento se fue a entregar a la policía, porque el mismo cuñado lo llevo a la comisaria; en ningún momento quiso dejar de pegarle a mi mamá y a mi papá, sino que tuvo que venir un chico a detener la agresión. Aravena no tuvo compasión de que eran dos personas mayores y débiles. Y además, el tipo iba con una nena cuando le pego a los ancianos, o sea iba con su hija, dejó que la hija viera todo eso y después se fue corriendo y la dejó sola llorando en la esquina. Eso fue una de las cosas que le dijo mi mamá a mi hermano, que había una nena que lloraba en la esquina. En el juicio salió que era su hija esa nena.
La policía no hizo nada esa noche, y los días posteriores menos. Y uno se pone a reflexionar, que la familia de este tipo, el homicida, tiene parientes por todas partes y hay que remarcar que su cuñado está trabajando en la unidad policial de Junín y el sobrino trabaja en la GEOP. Entonces es como que trabajaron en conjunto para cubrir todo esto. El tipo en ningún momento se fue a entregar a la policía, porque el mismo cuñado lo llevo a la comisaria; en ningún momento quiso dejar de pegarle a mi mamá y a mi papá, sino que tuvo que venir un chico a detener la agresión. Aravena no tuvo compasión de que eran dos personas mayores y débiles. Y además, el tipo iba con una nena cuando le pego a los ancianos, o sea iba con su hija, dejó que la hija viera todo eso y después se fue corriendo y la dejó sola llorando en la esquina. Eso fue una de las cosas que le dijo mi mamá a mi hermano, que había una nena que lloraba en la esquina. En el juicio salió que era su hija esa nena.
Las Piqueteras: Contanos Patricia, ¿Cómo fue el proceso de esta causa y cómo se llego al Juicio que se llevo a cabo el 9 y 10 de Mayo de este año?
Patricia Jara: Como te dije esta causa estuvo embarrada desde el principio, con testigos plantados por parte de la defensa; también conto con la complicidad de una institución que debería de ser neutra y es la policía de Neuquén, y en el juicio eso quedo en descubierto dado que dos de sus agentes mintieron y no solo los jueces se dieron cuenta de esto.
Nosotros primero tuvimos un abogado que no nos representaba muy bien y solo representaba a uno de mis hermanos, es por eso que fuimos a buscar otro abogado, al Dr Ricardo Mendaña, conocido por llevar la causa del docente Fuentealba. Nosotros exigimos que la causa se caratule como homicidio simple. Entramos como querellantes (6 de los hijos de Zulema y el mismo Olegario) en febrero de 2015 porque a Aravena hasta ese entonces lo estaban juzgando por homicidio preterintencional (es decir que no tenía intención de matar).
La defensa de Aravena se opuso a esto en reiteradas oportunidades, haciendo que el proceso se extienda en diferentes audiencia, cuestionando que no podíamos entrar en este transcurso de causa, que las querellas debían unificarse, etc. A pesar de que estábamos en regla, por decirlo de ese modo, le encontraba otros peros para seguir aplazando y entorpeciendo todo el proceso por homicidio de Zulema.
También a todo esto teníamos como Fiscal al Dr. Manuel Gonzales que fue un incompetente desde un primer momento, dado que nunca investigo en profundidad esta causa. Ni siquiera se acerco al lugar donde había ocurrido el episodio ni fue a ver a mi madre a la morgue ni a mi padre al hospital. Todo el tiempo el fiscal nos hablaba de que Aravena no tenía intenciones de matar y que era un buen tipo, cuando en ningún momento se le hizo una pericia psicológica y no se investigó la vida de esta persona. Todo lo contrario a lo que se hizo con mi familia. A nosotros sí nos investigaron, nos dijeron cosas como “por algo habrá pasado, por algo le habrán hecho esto, seguramente tenían problemas con todo el mundo”, cosa que no es así, porque somos personas totalmente transparentes, que nos ven todos los días y que somos la mayoría trabajadores de la educación y de la salud.
Fue todo muy sucio como se hicieron las cosas.
Al final quedó como un homicidio preterintencional porque teníamos en contra hasta el fiscal. Y con el nuevo código civil que rige, un homicidio preterintencional es de 1 a 3 años y puede ser que ese tiempo tengas el proceso en libertad e incluso hacer un juicio en suspenso. A pesar que por insistencia de nosotros cambiaron al fiscal, por uno mucho más coherente y respetuoso que el anterior, Gonzales había dejado todo preparado para que este tipo no vaya preso así que a Aravena lo condenaron a 4 años de prisión por lesiones graves, siendo 2 años solamente la que estará en prisión realmente. Da mucha impotencia y bronca que esa sea la pena que le dieron por haber matado a una persona y desfigurado y dejado incapacitado por la toda la vida a otra.
Nosotros primero tuvimos un abogado que no nos representaba muy bien y solo representaba a uno de mis hermanos, es por eso que fuimos a buscar otro abogado, al Dr Ricardo Mendaña, conocido por llevar la causa del docente Fuentealba. Nosotros exigimos que la causa se caratule como homicidio simple. Entramos como querellantes (6 de los hijos de Zulema y el mismo Olegario) en febrero de 2015 porque a Aravena hasta ese entonces lo estaban juzgando por homicidio preterintencional (es decir que no tenía intención de matar).
La defensa de Aravena se opuso a esto en reiteradas oportunidades, haciendo que el proceso se extienda en diferentes audiencia, cuestionando que no podíamos entrar en este transcurso de causa, que las querellas debían unificarse, etc. A pesar de que estábamos en regla, por decirlo de ese modo, le encontraba otros peros para seguir aplazando y entorpeciendo todo el proceso por homicidio de Zulema.
También a todo esto teníamos como Fiscal al Dr. Manuel Gonzales que fue un incompetente desde un primer momento, dado que nunca investigo en profundidad esta causa. Ni siquiera se acerco al lugar donde había ocurrido el episodio ni fue a ver a mi madre a la morgue ni a mi padre al hospital. Todo el tiempo el fiscal nos hablaba de que Aravena no tenía intenciones de matar y que era un buen tipo, cuando en ningún momento se le hizo una pericia psicológica y no se investigó la vida de esta persona. Todo lo contrario a lo que se hizo con mi familia. A nosotros sí nos investigaron, nos dijeron cosas como “por algo habrá pasado, por algo le habrán hecho esto, seguramente tenían problemas con todo el mundo”, cosa que no es así, porque somos personas totalmente transparentes, que nos ven todos los días y que somos la mayoría trabajadores de la educación y de la salud.
Fue todo muy sucio como se hicieron las cosas.
Al final quedó como un homicidio preterintencional porque teníamos en contra hasta el fiscal. Y con el nuevo código civil que rige, un homicidio preterintencional es de 1 a 3 años y puede ser que ese tiempo tengas el proceso en libertad e incluso hacer un juicio en suspenso. A pesar que por insistencia de nosotros cambiaron al fiscal, por uno mucho más coherente y respetuoso que el anterior, Gonzales había dejado todo preparado para que este tipo no vaya preso así que a Aravena lo condenaron a 4 años de prisión por lesiones graves, siendo 2 años solamente la que estará en prisión realmente. Da mucha impotencia y bronca que esa sea la pena que le dieron por haber matado a una persona y desfigurado y dejado incapacitado por la toda la vida a otra.
Las Piqueteras: ¿Y durante estos dos años qué sectores los apoyaron y cuáles les dieron la espalda?
Patricia Jara: Fue muy poca la gente que se acerco a nosotros, más que nada amigos y allegados a nuestra familia. Aunque parezca muy loco recibimos más apoyo de gente de San Martín de los Andes, como fue la de la Asociación Juana Azurduy, que trabaja en todo aquello referido a la violencia de género. Acá influyeron mucho algunos medios de comunicación, dijeron un montón de versiones que no eran, primero dijeron que había comenzado una pelea de transito, luego por una pelea por un perro, después que había sido una pelea entre nosotros, que Zulema andaba a las piñas peleando en la calle como si hubiese salido recién de un boliche y cosas totalmente disparatadas. Acá valió el dicho: pueblo chico, infierno grande. La gente se dejó llevar por las versiones de los medios y de los parientes de Aravena quienes distorsionaron los hechos diciendo que mi papa quiso atropellar y acuchillar a la hija de Aravena. Un disparate total. Porque ¿qué necesidad tendrían dos viejitos que venían de festejar el día del Padre con sus nietos, de querer golpear o matar a alguien?
Y cuando salimos a contar a los medios radiales lo que realmente pasaba fue un tanto tarde y creo que en eso nos jugo en contra, pero lo hicimos porque el primer que tuvimos abogado nos recomendaba no salir a defendernos de esas críticas que eran disparatadas. Mas allá de eso, la forma de pensar de la mayoría (no todos aclaro) de la gente de Junín coinciden en una cosa: en cuestionar siempre a la víctima diciendo ¿seguro algo hizo para que le peguen? o “por algo no está preso el chico” (refiriéndose a Aravena). Es realmente muy difícil tratar de cambiar esa mentalidad machista que rige en algunas personas del pueblo, incluso mujeres que cuestionaban a Zulema. No se entiende la verdad.
Y cuando salimos a contar a los medios radiales lo que realmente pasaba fue un tanto tarde y creo que en eso nos jugo en contra, pero lo hicimos porque el primer que tuvimos abogado nos recomendaba no salir a defendernos de esas críticas que eran disparatadas. Mas allá de eso, la forma de pensar de la mayoría (no todos aclaro) de la gente de Junín coinciden en una cosa: en cuestionar siempre a la víctima diciendo ¿seguro algo hizo para que le peguen? o “por algo no está preso el chico” (refiriéndose a Aravena). Es realmente muy difícil tratar de cambiar esa mentalidad machista que rige en algunas personas del pueblo, incluso mujeres que cuestionaban a Zulema. No se entiende la verdad.
Las Piqueteras: ¿Y cómo repercutió todo esto en sus vidas y qué rol jugo la justicia todo este tiempo?
Patricia Jara: Esto a nosotros nos cambió totalmente, nosotros vivimos en frente de los parientes (cuñados y sobrinos) de Aravena, que fue donde él estuvo toda la tarde antes de cometer el homicidio y posterior, donde se fue a esconder hasta que su cuñado lo llevara a la comisaria. Hoy en día él sigue yendo a estas casas, porque está suelto todavía. Y los parientes nunca cambiaron su actitud para con nosotros, siempre fueron muy hostil e intolerantes y tuvimos que hacer denuncias, que es algo nuevo para nosotros. Nosotros no estábamos acostumbrados a estar yendo a una comisaría a la mitad de la noche, y no teníamos noción sobre a qué instituciones recurrir y qué hacer, en mi caso fue un algo nuevo y muy duro, porque todo el tiempo te sentís cuestionada y maltratada por las autoridades, ya que te quieren tratar de loca o que no están muy bien debido a la muerte de un ser querido, o que están buscando venganza, cuando es todo lo contrario lo que uno intenta hacer.
A diferencia de nosotros, los familiares de Aravena, los cuales viven en frente de la casa de mi padre, si tienen antecedentes, además en el barrio son conocidos por andar en cosas extrañas, por tener actitudes de patoteros, pendencieros y en más de una oportunidad han tenido entre ellos peleas con armas de fuego y armas blancas. Estuvimos y estamos aun hoy en día a merced de estos delincuentes, porque no se les puede llamar de otra forma. Yo particularmente tuve que buscar una abogada además del que ya estaba, para comenzar una nueva causa por toda la violencia que se estaba ejerciendo hacia nosotros.
Tuvimos que aguantar amenazas y persecución, que nos tiren piedras en mi casa y nos rompan los vidrios, que nos escupan en la calle, que nos digan insultos subidos de tono y provocaciones como “mandale saludos a tu mamá” o “¿Y? ¿Tu mamá dónde está?”, todo en tono burlón y pendenciero, tratando de hacernos reaccionar y que nosotros parezcamos los violentos. Hicieron lo posible para proteger e encubrir a Aravena y que esto quede en la nada. Y lo peor es que la justicia los protege y les dan luz verde para que sigan haciendo estas cosas, porque utilizan menores para llevar a cabo ciertas acciones para que no se los pueda denunciar. A mi papá lo han agredido e insultado durante estos dos años, esos mismos menores, sobrinos de Aravena, quienes están la mayoría del tiempo en calle. Y para que se den una idea, te cuento que la otra vez lo tiraron de un pelotazo de su bicicleta mientras él llegaba a su casa y lo lastimaron bastante, incluso le luxaron el hombro, pero ellos dicen que estaban jugando al futbol y entonces el juzgado de menores no hace nada a pesar de las constante denuncias e evidencias que presentamos.
Con mis hermanos nos tuvimos que turnar para proteger a mi papá dado que la justicia nos desamparo desde un primer momento. A Olegario le cambió su estado físico y anímico, imagínate que ahora tiene una placa de metal en la cara, no ve de un ojo, no escucha de una oreja, tiene dolores en las articulaciones, tiene dolor de espalda, cadera y cintura, no puede dormir por la noche, sufre de insomnio... y es un viejito de 76 años con una pequeña joroba en su espalda, lo cual hace que por su apariencia parece de mucho años más.
Tuvimos que cambiar todo, poner cámaras de seguridad incluso por las cosas que esta gente hacía.
A diferencia de nosotros, los familiares de Aravena, los cuales viven en frente de la casa de mi padre, si tienen antecedentes, además en el barrio son conocidos por andar en cosas extrañas, por tener actitudes de patoteros, pendencieros y en más de una oportunidad han tenido entre ellos peleas con armas de fuego y armas blancas. Estuvimos y estamos aun hoy en día a merced de estos delincuentes, porque no se les puede llamar de otra forma. Yo particularmente tuve que buscar una abogada además del que ya estaba, para comenzar una nueva causa por toda la violencia que se estaba ejerciendo hacia nosotros.
Tuvimos que aguantar amenazas y persecución, que nos tiren piedras en mi casa y nos rompan los vidrios, que nos escupan en la calle, que nos digan insultos subidos de tono y provocaciones como “mandale saludos a tu mamá” o “¿Y? ¿Tu mamá dónde está?”, todo en tono burlón y pendenciero, tratando de hacernos reaccionar y que nosotros parezcamos los violentos. Hicieron lo posible para proteger e encubrir a Aravena y que esto quede en la nada. Y lo peor es que la justicia los protege y les dan luz verde para que sigan haciendo estas cosas, porque utilizan menores para llevar a cabo ciertas acciones para que no se los pueda denunciar. A mi papá lo han agredido e insultado durante estos dos años, esos mismos menores, sobrinos de Aravena, quienes están la mayoría del tiempo en calle. Y para que se den una idea, te cuento que la otra vez lo tiraron de un pelotazo de su bicicleta mientras él llegaba a su casa y lo lastimaron bastante, incluso le luxaron el hombro, pero ellos dicen que estaban jugando al futbol y entonces el juzgado de menores no hace nada a pesar de las constante denuncias e evidencias que presentamos.
Con mis hermanos nos tuvimos que turnar para proteger a mi papá dado que la justicia nos desamparo desde un primer momento. A Olegario le cambió su estado físico y anímico, imagínate que ahora tiene una placa de metal en la cara, no ve de un ojo, no escucha de una oreja, tiene dolores en las articulaciones, tiene dolor de espalda, cadera y cintura, no puede dormir por la noche, sufre de insomnio... y es un viejito de 76 años con una pequeña joroba en su espalda, lo cual hace que por su apariencia parece de mucho años más.
Tuvimos que cambiar todo, poner cámaras de seguridad incluso por las cosas que esta gente hacía.
Las Piqueteras: Patricia, ahora Aravena presentó una impugnación a la sentencia, contanos cómo sigue la lucha para que vaya preso este sujeto
Patricia Jara: La sentencia que se le había dado en mayo pasado y que su defensa esta impugnando es por 4 años de presión. Nuestros abogados nos dicen que cumpliría como mucho dos años, porque él puede pedir un recurso para tener salidas transitorias y que se le vaya reduciendo su estadía en la cárcel. La defensa del tipo dice que su condena no es justa y pide tener un año en libertad condicional como sentencia final. Lo más llamativo es que la misma defensa de Aravena fue la pidió llegar a esta instancia de juicio, declarándose culpable, no porque realmente lo sienta, ya que nosotros sabemos que fue un recurso que utilizo para pedir un juicio abreviado y evitar la sentencia que pedía la fiscalía, que era por 6 años. Ese recurso se llama “del arrepentido” pero todo lo que pasó después del 14 de junio de 2014 nos deja en claro que el tipo no se arrepiente en nada de lo que hizo. Nos sigue amenazando por la calle a los hijos de Zulema, se nos ríe en la cara y nos provoca.
Las Piqueteras: Muchas gracias Patricia por contarnos todo esto. ¿Querés agregar algo más, dejar algún mensaje?
Patricia Jara: Lo primero que les puedo decir es que cada vez que pasen estas cosas, no lo naturalicen. No digan que por algo pasó, no digan “y, son cosas que pasan”. No. Hay que denunciar que estos casos de violencia no pueden ya existir en esta sociedad. Si realmente se quiere llegar a algo hay que denunciar estas cosas. No se puede vivir en un limbo sin saber que nos puede pasar mañana, no se puede vivir con ese miedo que te paraliza, Y a pesar de tener a todos en contra, incluso a las instituciones que hacen casos omisos a estos casos de violencia y que te digan que ellos no hacen prevención, se tiene que insistir y luchar contra esas injusticias.
Y el hecho de que estén las marchas de #NiUnaMenos y las agrupaciones de mujeres es muy bueno, porque hay mujeres que se sienten presas de esto, son víctimas directas la justicia ya que esta las hace sentir culpables y las re victimizas. Son las instituciones las que tienen que brindarles los recursos y herramientas para que puedan seguir vivas, porque llega un punto en que es eso... tenés que estar todos los días luchándola para poder mantenerte un día más con vida. La justicia, el código penal y todas las instituciones que intervienen deberían darle contención a la sociedad y dejar de mirar para otro lado, por hoy soy yo, pero mañana podes ser vos.
A Zulema nos la arrebataron de un día para otro, mientras todos miraban el partido de Argentina en el mundial, ella dejaba a un marido, 11 hijos, 8 nietos y toda una vida que aun le faltaba vivir. Ella fue asesinada por decirle a su asesino que se detuviera de golpear, pero nadie la escucho.
BASTA DE VIOLENCIA, NO QUEREMOS MÁS MUJERES ASESINADAS.
Y el hecho de que estén las marchas de #NiUnaMenos y las agrupaciones de mujeres es muy bueno, porque hay mujeres que se sienten presas de esto, son víctimas directas la justicia ya que esta las hace sentir culpables y las re victimizas. Son las instituciones las que tienen que brindarles los recursos y herramientas para que puedan seguir vivas, porque llega un punto en que es eso... tenés que estar todos los días luchándola para poder mantenerte un día más con vida. La justicia, el código penal y todas las instituciones que intervienen deberían darle contención a la sociedad y dejar de mirar para otro lado, por hoy soy yo, pero mañana podes ser vos.
A Zulema nos la arrebataron de un día para otro, mientras todos miraban el partido de Argentina en el mundial, ella dejaba a un marido, 11 hijos, 8 nietos y toda una vida que aun le faltaba vivir. Ella fue asesinada por decirle a su asesino que se detuviera de golpear, pero nadie la escucho.
BASTA DE VIOLENCIA, NO QUEREMOS MÁS MUJERES ASESINADAS.
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