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lunes, 2 de noviembre de 2009

Vamos por educación sexual laica, científica, obligatoria y para la lucha

Revista "Las Piqueteras" N° 1 - Octubre

Vamos por educación sexual laica, científica, obligatoria y para la lucha



La epidemia del SIDA en los ‘80 ha sido excusa para la Iglesia Católica para impulsar la educación sexual para la abstinencia. Su contenido, la castidad hasta el matrimonio y el rechazo a todo método anticonceptivo, tiene como función asegurar la dominación de las mujeres en un régimen de doble explotación que demanda que trabajen gratuitamente para la reproducción de la mano de obra; a través de la política de difusión de la moral conservadora del clero entre los trabajadores y, en especial, las trabajadoras. Es por esto que defienden fervientemente la “familia”. Nada tiene que ver con “lazos amorosos y humanos”. Por el contrario, se trata de lazos de represión, dominación y explotación que reproduce a escala el sistema capitalista y se mantiene a través de una estructura patriarcal en la que la mujer debe cargar con las tareas domésticas y confinarse a la maternidad en una relación de sumisión al hombre.

La Iglesia defiende esta situación revistiendo sus discursos de palabras como amor, respeto, humanidad y mandato divino. Resulta entonces que “la vocación maternal es propia de la condición femenina” –palabras propias de Aguer- y que esto se debe a que es “su naturaleza” y ‘Así Dios lo quiso’, cuando en realidad encubre su función ideológica en el mantenimiento del sistema de explotación capitalista. Cuando se ven las cosas de esta forma, se entiende mucho mejor la paranoia de Aguer que denunció a la educación sexual por tener “inspiración neomarxista”.


Nada quieren saber con los métodos anticonceptivos aunque éstos puedan permitir que las mujeres disfrutemos del placer sexual sin riesgos de embarazo ni de enfermedades venéreas. Dicen defender la vida pero nos empujan a la muerte: proliferan los abortos clandestinos -500.000 mujeres al año en Argentina los practican, especialmente jóvenes- y cientos de muertes cada año por falta de condiciones salubres y porque las víctimas lastimadas no recurren a los hospitales por temor a la persecusión impulsada por el clero.

La Iglesia nos priva de los conocimientos científicos para cuidar nuestro cuerpo y decidir sobre el mismo a la vez que se encarga de que, si esto no es suficiente, el tema de la sexualidad sea un tabú sobre el cual temamos preguntar, sintamos culpa y vergüenza.

No existe posible injerencia del clero en el terreno de la educación sexual que no atente contra las mujeres y los jóvenes. Cualquier iniciativa que busque conciliar con ella está entregando los derechos democráticos de las mujeres a uno de sus máximos enemigos.

El imperialismo y la Educación Sexual Integral. Una línea de conciliación.


El imperialismo se ha posicionado en este terreno avalando los planes de educación sexual promovidos por la UNFPA - ONU. Obama anuló la Ley Mordaza Global y reestableció su financiamiento como parte de una política asistencial para contener la crisis. La UNFPA impulsa y financia en todo el mundo políticas de desarrollo social, promoción de la salud y, entre ellas, la “Educación Sexual Integral” que alienta el “ejercicio de la sexualidad responsable”. Sus contenidos, en algunos casos progresivos, muestran sin embargo una línea de conciliación con la Iglesia tanto en el terreno ideológico como en el conocimiento de la profilaxis. Sus planes de estudio establecen como principio la demora de la iniciación sexual bajo el lema “saber esperar”, es decir que incorporan el reclamo de la abstinencia bajo otra fraseología y, en el terreno de la anticoncepción, integran los métodos de los programas conservadores anti-científicos como el “coito interrumpido” y “el calendario” que no sirven para la prevención del embarazo ni las enfermedades. De hecho, el demócrata Obama respalda los planes de la UNPFA en el marco de un acuerdo con el Papado.

El gobierno K transa con la Iglesia

Frente a las críticas de Aguer, el Ministro de Educación Sileoni, en lugar de repudiar el oscurantismo predicado por la Iglesia, se escudó en la ley votada en el 2006 y alegó que “el material cuestionado incluye textos plurales que alimentan el debate”. La ley, enmarcada en los planes de la UNFPA, fue el producto de un consenso entre el clero, la derecha y los K. Señala que cuidará “la compatibilidad con las creencias y el sistema de valores”; es decir que declara ser, más que una ley, una tímida recomendación a las escuelas de impartir educación sexual integral. Un saludo a la bandera frente a la Iglesia que donde puede imparte el “manual del amor” y se esfuerza, en donde no tiene la suficiente influencia para imponer sus contenidos, por bloquear cualquier iniciativa que cuestione sus preceptos morales.

Aún más, la ley sancionada en el 2006, que ni siquiera incorporaría a la educación sexual como materia específica, sigue sin implementarse y ni siquiera ha fijado los contenidos propios de la educación sexual integral, es decir que la ha usado de máscara para encubrir su absoluta conciliación con el clero. Mientras, Urtubey instaura en Salta la enseñanza religiosa en todos los colegios.

La molestia del kirchnerismo frente a las declaraciones de Aguer, entonces, no es la expresión de un progresista ofendido sino la de un criminal desesperado porque no se reabra un caso que puede ponerlo en evidencia. Es la expresión más cruda, en el terreno de la educación sexual, de la capitulación del nacionalismo burgués frente a la ofensiva de la Iglesia. Lejos de ser los disparates de un cura reaccionario, la lucha política sobre este punto concentra los grandes rasgos de la etapa política que estamos atravesando en toda América Latina.

Luchemos por una educación sexual laica, científica, obligatoria y para la lucha

Desde Las Piqueteras planteamos que si la educación sexual es realmente científica tiene que transformarse en un punto de apoyo para la lucha al señalar que el Estado y la Iglesia son aparatos represivos e ideológicos que, a través de la promoción de principios religiosos y oscurantistas basados en la subordinación de la mujer, refuerzan la doble opresión y garantizan la reproducción del sistema capitalista. Del mismo modo, tiene que denunciar a las mafias capitalistas que se enriquecen con las redes de trata, la prostitución o la realización de abortos clandestinos con la total complicidad del poder político.
Esto no es “inspiración neomarxista”, como diría Aguer, sino decir las cosas como realmente son. Por el contrario, desde Las Piqueteras denunciamos que quien realmente está “infiltrada en la educación” y “propone modificar los planes de estudio en función de sus intereses políticos” es la propia Iglesia Católica. Por el contrario, como socialistas revolucionarias, Las Piqueteras proponemos, cuando hablamos de una educación sexual para la lucha, llamar a las cosas por su nombre, señalar las causas de fondo y generar mejores condiciones para la organización independiente de las mujeres como única manera de realmente solucionar nuestros problemas. Cualquier otra cosa es un silencio cómplice o un encubrimiento ideológico de la realidad que nos toca vivir como mujeres, como estudiantes y como trabajadoras.

¡Fuera la Iglesia de la educación!
No a la Ley de Educación Sexual Integral del gobierno K
Por una educación sexual laica, científica, obligatoria y para la lucha



Repudiamos las declaraciones de Aguer


El monseñor Héctor Aguer, presidente de la comisión de educación del Episcopado, ha manifestado recientemente las críticas de la Iglesia al material del gobierno para la formación docente en educación sexual. Consideró los contenidos de “inspiración neomarxistas” por “excluir la autoridad de los padres en la vida sexual de los hijos”, “otorgar carta de ciudadanía a la homosexualidad y sus variantes”, “eludir la vocación maternal que es propia de la condición femenina” y por "la reivindicación del derecho de fornicar lo más temprano posible, y sin olvidar el condón" (como si usar preservativos fuera un agravante). ¿Algo más? Claro, Aguer propone como salida promover la “eficaz, e indudablemente segura, abstinencia de las relaciones sexuales prematuras e irresponsables.” Estas declaraciones pintan de cuerpo entero a la Iglesia Católica como una cueva de conspiradores contra las mujeres y la educación pública.

La Ctera defiende la conciliación con la Iglesia

Stella Maldonado, secretaria general de Ctera, ha respondido a los dichos de Aguer impugnando que “estaba cuestionando la ley”, un hecho inadmisible a su juicio. No razona de igual modo para defender el carácter laico de la educación: su propuesta es “ser científica y respetuosa de la diversidad incluyendo, por supuesto, la diversidad de creencias religiosas”. La burocracia docente, alineada con el kirchnerismo, no tiene ninguna vergüenza en entregar a las mujeres, como ya hace con los trabajadores y los estudiantes.

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